UN CORAZÓN QUE DA LATIDOS EN EL MUSEO DE LA CONCEPCIÓN

Reproducimos un artículo aparecido en el Diario “El Espectador” del 8 de julio de 1984.
Agradezco la visita de la Corporación Amigos de la Genealogía a la ciudad de Riobamba los días 8, 9 y 10 de agosto del 2014.

Con orgullo manifestamos tener el mejor museo de arte religioso, ¿pero lo conocemos realmente? El museo es nuestro, en él se representa el paso de los años y con ellos el transcurrir histórico de nuestra ciudad. Allí están las pinturas que manifiestan algunas verdades; la discriminación racial, las clases sociales, las modas, el lujo, la pobreza, el reproche al sistema opresor imperante.
En medio de cuadros, estatuas, oro, plata, piedras preciosas, hay un Cristo que llama la atención sobremanera. Es uno entre varios que están en una celda antigua -por la que pasaron muchas monjas de las que no conocemos sus nombres- está allí flagelado hasta la exageración y a pesar de sus centurias, su corazón sigue latiendo. ¡Sí, sigue latiendo!; vaya al museo y en la sala número seis, comprobará que un Cristo tiene su corazón latiendo. Es pequeño pero con una belleza única, data del siglo XVII y se cree que su autor fue José de Olmos, el gran Pampite.
Otro Cristo, curiosamente, tiene un receptáculo en su espalda, allí "las monjitas colocaban sus pedidos por escrito para que el Señor les atienda inmediatamente".
Nuestros pintores hicieron una mezcla muy curiosa y nos legaron el culto a los santos y las representaciones de sus costumbres y creencias. En la pintura de "La Virgen de la leche", el niño está envuelto a la usanza indígena y en el cuello tiene un lacito rojo para prevenirle del "mal de ojo". La virgen mestiza brindaba generosa su pecho al niño, pero una monjita pintora se compadeció, completo la blusa y escondió el seno para dejarle más decorosa.
Hay casullas bordadas con hilos de seda, oro y plata. Tienen brillantes y pesan hasta veinticinco libras. Las alfombras trabajadas por las manos laboriosas de los vecinos de la "Encomienda de Guano". Están los bargueños primorosos con sus compartimientos secretos. Se llaman así porque se originan en Vargas, un pueblito español. Han sido trabajados utilizando la técnica del taraceado con incrustaciones -al pelo- de finas piezas de madera.
De la custodia se ha dicho mucho y con erudición. Se remonta al año de 1705 y seguramente fue construida con la fundición de las alhajas de oro y contribuciones de piedras preciosas de las damas de la villa. Es una pieza invalorable, pero usted visite el museo y haga los cálculos por su cuenta.
A pesar de que las obras son anónimas, los pintores, escultores, escuelas y talleres de renombre, de la época, están presentes por sus características inconfundibles, así: La Escuela Quiteña, Miguel de Santiago, Miguel de Samaniego, José de Olmos, Bernardo de Legarda, etc.
El Monasterio de la Concepción fue declarado "Monumento Nacional" en octubre de 1977. El Banco Central restauró el edificio y adecuó las instalaciones para la exhibición. Los trabajos concluyeron en el mes de septiembre de 1980 y se inauguró el 9 del mismo mes para celebrar el Sesquicentenario de la Primera Carta Política elaborada en Riobamba.
Conversamos con Oswaldo Rodríguez, licenciado en Antropología y Director del Museo de Arte Religioso, desde febrero, quien nos dijo entre otras cosas: "Se están haciendo gestiones para que instituciones y personalidades de la ciudad y el país colaboren para mantener y mejorar el museo. Se ha enviado comunicaciones a las autoridades y creo que los diputados provinciales deben ser los primeros colaboradores".
"El museo debería adquirir nuevas dimensiones -dice- y quizá pudiera extenderse en los aspectos etnográfico y arqueológico".
Los objetos de arte religioso de este museo tienen su importancia no solo porque son las primeras representaciones artísticas de lo que más tarde fue la República del Ecuador, sino por el valor intrínseco de ellas, estético e histórico. Su entendimiento implica, así pues, un ejercicio de traducción de los símbolos de una época a otra. En este sentido, irónicamente, nosotros estamos creando una nueva historia, un nuevo mito; pues, estamos mirando el pasado para explicar el presente. Nuestra historia, sin embargo, es clara y presenta un desafío: a mirar las cosas de este museo como más de lo que son", agrega el Lcdo. Rodríguez.
Nuestra preocupación fue saber cuantas personas visitan el museo. Desde febrero que se reabre, han llegado 1099 riobambeños; 1845 de otras provincias y 427 extranjeros. Para el mes de mayo -al momento de nuestra visita- se había registrado la presencia de 834 personas.
En la actualidad mantienen en exhibición más de doscientas piezas, entre pintura, escultura y orfebrería que datan de las épocas colonial y republicana.
En el Museo de Arte Religioso de La Concepción le están esperando los ángeles, arcángeles y querubines para darle un abrazo cargado de años.

Riobamba, julio 8 de 1984. 










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