MIRA, LA IGLESIA Y LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD

 
Este pueblo originario de Mira, en el que confluyeron las culturas Pasto y Caranqui. Este pueblo que albergó a los nativos: Miras, Chotas, Narchines, Conduzas, Bazanes, Pantalas, Pantaleones, Collaguasos, Tudmiras, Ilinmiras, Cuasqueres, Maurinas, Chumagmiras y otros, que, con la llegada de los españoles, fueron cambiando sus apelativos, y tomando el de los invasores como propios, así los casos de los más prominentes caciques; Velasco, Manrique, de Zúñiga, Fernández, López, con una dinastía y poder de muchos años.  

La religión católica fue la oficial de los reinos de Castilla y en los territorios invadidos llamados luego como Indias Occidentales y finalmente América. Así es como Mira, no esta ciudad con sus límites que la hacen tan pequeña, sino ese Mira grande y rico, ese Mira que en su territorio estaban comprendidos algunos sitios con nombres familiares para unos y olvidados para otros: desde el río Apaqui que divide Caldera con Piquiucho, hasta La Concepción; desde el río de Mira (Chota), hasta los cerros de beneficio de El Puntal (hoy Bolívar), y los páramos de Chiltazón.

Dentro de sus límites estuvieron: Tutapis, Tumbatu, Carpuelita, Chota Chiquito, Yascón, San Vicente, Pusir, Liquincho, Mascarilla, El Campanario, Guaquer, La Concepción, El Empedradillo, Loma Gorda, Santa Lucía, Santa Luisa, San Isidro, incluso la hoy parroquia Los Andes y la desaparecida San Pedro de Piquer.

Este inmenso territorio, que en realidad era un conjunto de haciendas muy grandes, fue atendido por el cura párroco de Mira y casi siempre con uno o dos ayudantes más. Mira perteneció al Obispado de Quito. Luego y, sucesivamente, a la Diócesis de Ibarra y, actualmente, a la de Tulcán. Se realizaron muchas demarcaciones del curato, teniendo como últimas por las creaciones de las parroquias eclesiásticas de El Ángel, La Concepción, San Isidro, San Vicente.

Los párrocos que han servido en Mira, fueron españoles, franceses, colombianos, salvadoreños, guatemaltecos, colombianos y de una infinidad de pueblos y ciudades de nuestro Ecuador.

La parroquia de Mira inicia como Doctrina, poblado indígena en el que se nombraba un encomendero español, que se comprometía a manejar administrativamente y, especialmente, se dedicaba al cobro de tributos dentro del territorio asignado, y, por su parte, al doctrinero le correspondía lo religioso; esto es: iniciar a los nativos en la doctrina cristiana y celebrar misa y sacramentos. Tanto el puesto de encomendero como el doctrinero se alcanzaba por remate al mejor postor. El doctrinero debía pasar un examen y, en lo fundamental, debía saber la lengua de los nativos de la doctrina.

Entre los encomenderos de Mira, se tiene en 1565 a Pedro Hernández, luego a su hijo del mismo nombre. En 1576, a Diego Gutiérrez de Logroño; y, en 1655 a José López de Galarza.

PERSONAJES RELIGIOSOS DESTACADOS EN LA HISTORIA DE MIRA

Este pueblo y su territorio, de clima benigno, siempre atrajo a varias personalidades que pasaban temporadas de descanso, de investigación, de convalecencia o por distintas circunstancias. Solo anotamos tres que visitantes y a un mireño que tienen relación directa con la iglesia.

Fuente:  https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_de_Cuero_y_Caicedo#/media/File:Jos%C3%A9_de_Cuero_y_Caicedo_(detalle).jpg

El Ilmo. Dr. José Cuero y Cayzedo, primer presidente de Quito independiente, que se refugió en nuestro territorio y permaneció por varios meses en las haciendas del Empedradillo, cuando huyó de Ibarra perseguido por el brigadier realista Sámano, después del fusilamiento de los patriotas en Ibarra.

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/gonzalez_suarez.htm

Federico González Suárez, obispo de Ibarra y, posteriormente, arzobispo de Quito, fundador de la Academia Nacional de Historia del Ecuador, frecuentaba nuestra población y realizó investigaciones históricas y arqueológicas. Pasó algunas temporadas en la hacienda Pueblo Viejo y aprovechó para seguir impartiendo los sacramentos, como lo demuestran los libros del archivo de la iglesia parroquial de San Nicolás de Mira.
www.diocesisibarra.com/obispos-de-ibarra

Silvio Luis Haro, que también fue obispo de Ibarra, historiador, estudioso de la arqueología y los cultos de los antiguos nativos del Ecuador, visitó varias veces a Mira, tanto por sus actividades religiosas como investigativas.

www.eluniverso.com/vida-estilo/2016/01/09/nota/5332378/primer-paso-canonizacion-jesuita

Segundo Pablo Mardoqueo Muñoz Vega, uno de los mireños más destacados, que llegó a ser arzobispo de Quito, el segundo cardenal de la iglesias católica ecuatoriana, elector y confesor de varios Papas.

PINCELADAS SOBRE LA IGLESIA CATÓLICA EN MIRA


La iglesia fue el centro ceremonial y social del poblado. Al estar en apogeo la religión católica, los templos se levantaron con prontitud y esmero.

La tradición dice que el primer poblado de Mira estuvo ubicado en San Marcos (Pueblo Viejo) y luego fue trasladado al sitio en el que hoy nos encontramos.


Las primeras referencias escritas sobre la construcción de la iglesia de Mira, las realiza Juan de Dios Navas[1], cuando manifiesta que el pueblo de Mira es antiquísimo y que para 1576, ya se había construido una iglesia, cuando era doctrinero D. Diego Gutiérrez de Logroño, y el cura de almas el Pbro. D. Álvaro Guerrero Zalamea.

En 1601 hay un dato interesante que permite apreciar la magnitud de la construcción de la iglesia de Mira, cuando el cacique Sebastián Manrique[2], realiza su testamento y manifiesta que quiere ser enterrado en esta iglesia, y dice: “en la capilla mía en donde está enterrado mi hermano Felipe Velasco”, esto es dentro de la capilla de la advocación de la bien aventurada Santa Ana. Esta capilla deja de herencia a su hija y sobrinos.

En 1783 se registran varias cofradías en pueblo de Mira; la más destacada, la de la Purísima Concepción con beneficios en las haciendas de “Ayguán”, “San Nicolás” y “Casas de Teja”, que fueron propiedad de D. Antonio de Retana. Además, se realizan pagos por Ingueza.

Entre los altos y bajos que ha pasado este pueblo, se llega a 1815, cuando el párroco de Mira, Fr. Manuel Rodríguez, da cuenta al Gobernador del Obispado, Dr. Joaquín Arteta y Calisto, de la pobreza extrema de la iglesia y se requiere con urgencia su reparación. "Si señor – dice - no sé si haya alguna parroquia que en la indecencia se iguale a esta. El altar mayor se compone del Sagrario y dos nichos colaterales viejos, apolillados e inútiles que se sostienen con puntales y líos. No encontré más que dos ornamentos servibles, y yo hice componer otro, pero dalmáticas no tiene. En fin, esta parroquia es demasiado pobre...". [3]

Para 1829, se intenta vender algunos terrenos de las propiedades de la iglesia. En este caso, cuatro cuadras dejadas en testamento de 20 de agosto de 1696, por doña Francisca Pantaleón Fernández a la parroquia con la calidad expresa de decir una misa cada año por el alma de la denominada cacica.

Recién el 10 de noviembre de 1832 cuando se cambió de cura, y, llegó el Pbro. Dr. Ramón Rojas, el cacique Narchin y Nira, aceptó la venta de las tierras.

El Vicario de Ibarra le escribe al Gobernador del Obispado en los siguientes términos; "El Vicario de Ibarra, Pbro. Juan Antonio Hidalgo, a petición verbal del Sr. Cura de Mira, según haya en derecho informo: que la Iglesia de esta parroquia (ocupada por más de 30 años por curas excusadores que tributaban al excusador con treinta pesos mensuales y cuidaban de dotar su trabajo con igual suma) se halla enteramente arruinada en su cubierta, en sus paredes y altares, sin paramentos y sin adornos. Que viendo esto el actual Cura se ha empeñado con ardor en reparar todas estas faltas, principiando por la cubierta, la que está refaccionándose con celeridad, y no dudo seguirá de igual modo emprendiendo en lo demás".[4]

En el año de 1833 seguían los trabajos de reconstrucción, y con decreto del Dr. Joaquín Nicolás de Arteta, en vista de no haber recursos económicos: “…se aprueba la venta de seis cuadras de tierra que se ha celebrado en remate público; con la precisa calidad de que el presente cura y sus sucesores queden obligados a la aplicación de las mismas con arreglo a la fundación afecta a aquellos terrenos, de lo cual se tomará razón en el libro parroquial.  Su importe o precio se consignará al síndico para que lleve cuenta exacta del cargo y data, y la rinda a nuestro Vicario de Ibarra; sin perjuicio del auxilio que prestarán sus parroquianos con su trabajo personal o contribuciones voluntarias”.[5]

La iglesia del pueblo sufriría cambios importantes en su construcción. En 1844 (5 de agosto) visita el pueblo el obispo José María Riofrío y deja las siguientes recomendaciones para que el cura Eduardo Alvarado las cumpla; "… mejoras de asegurar el cementerio con nuevas tapias y proporcionar habitación a los curas con la reforma de la ruinosa casa parroquial que la ha refaccionado, esperando continúe en estos reparos como en el aseo y arreglo de la iglesia"[6].

La iglesia, sería de grandes proporciones ya que se tiene noticias de que los cimientos y paredes, que permanecieron luego del terremoto de 1868, ocupaban lo que hoy es la calle León Ruales. Para abrir esta calle, que conectaba al camino hacia Ibarra, dice Medardo L. Ulloa: "… aseguramos que el material de mezcla de cal, piedra y ladrillo, tuvo tanta magnitud que los bloques que yo conocí, restos del terremoto del año 1868, fueron de tal consistencia que para destruirlos hubo que hacerlo a fuerza de tiros de dinamita"[7]. Ya en el siglo anterior la iglesia había perdido su esplendor y fueron reducidas sus dimensiones y altura.

La construcción de la iglesia actual, fue difícil porque el pueblo entró en una etapa de pestes y hambrunas. Apenas, el 19 de agosto de 1934, luego de grandes sacrificios, se bendijo hasta el cornizón de la fachada (la iglesia no tenía aún el campanario). Fachada que fuera diseñada y dirigida la construcción por D. Medardo L. Ulloa, así como las puertas y mamparas de esta iglesia[8].

En la parte superior de la fachada de la iglesia bajo la cruz está un monograma coronado que representa a la virgen, reina y madre de Dios, en clara manifestación de la devoción a María.

Bajo la dirección de Medardo L. Ulloa, el albañil Rubén Ruiz, construyó la fachada, desde sus cimientos.  El pueblo reconoció su trabajo y le premió con un balaustre de plata. La cruz final de hierro la fabricó el herrero Reinaldo Rubio.

El tallado de la piedra lo hicieron los hermanos Carranco, oriundos de Caranqui.

Por las fiestas de la Virgen de la Caridad, con una multitudinaria presencia de pobladores, el 1 de febrero de 1938, el cura, Heriberto Neptalí Rocha, acompañado de los párrocos de San Isidro, Rosalino Castillo, el de La Concepción, José Quiroz, y, el padre Muñoz (Pablo), bendijeron las imágenes talladas en piedra y se colocaron en los nichos de la fachada de la iglesia; de la Virgen de la Caridad, en un costado, y en el otro de San Nicolás. Hasta esa fecha se habían mantenido imágenes talladas en madera de capulí que se apolillaron con el paso del tiempo.

APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE LA IMAGEN DE LA VIRGEN DE LA CARIDAD EN LA RELIGIÓN CATÓLICA

La originaria virgen de La Caridad de Illescas (España), está entre las más antiguas. Según la tradición, se dice que no fue hecha por la mano humana, sino por ángeles o por San Lucas, y, que a Toledo fue llevada por San Pedro en los años 50 o 60, cuando viajó a Hispania. La imagen, con el tiempo, quedó, en custodia de San Idelfonso (Siglo VII) que la mantuvo en su oratorio y, que, finalmente la donó al monasterio Deibiense de Illescas, cuando fue arzobispo de Toledo en el año 636 y fundó en este poblado la orden de San Benito[9].

Además, la devoción de la virgen de la Caridad está muy relacionada con el franciscano cardenal Francisco Ximénez de Cisneros, que llegó a ser confesor de la reina Isabel (1492), y, en lo civil, fue regente de Castilla. Pasó a ser, provincial de la Orden Franciscana de Castilla, arzobispo de Toledo y Cardenal. Se dice que “fue el verdadero promotor del culto a la imagen en la localidad de Illescas”. Este cardenal solicitó a la villa un espacio para fundar un convento de monjas franciscanas que al pasar de los años se convirtió en el actual monasterio de la Inmaculada Concepción, orden fundada por Santa Beatriz de Silva y aprobada por el Papa en 1489.

En 1588 se habla de la “La Madre de Dios, llamada Caridad” en la villa de Illescas a donde llegaban muchos peregrinos desde distintos lugares a pedir favores a la virgen, más adelante Alonso de Villegas, dice que: “Una mujer devota que tenía mucha relación con las monjas ancianas del monasterio de Santa Cruz de Cubas de Sagra, en conjunto con otras mujeres recibían la imagen en la puerta de la clausura y la llevaban por los pueblos de la comarca, hasta que un día la llevaron a Illescas, perdiéndola el monasterio y ganándola la villa[10].

En 1603 El Greco, nacido en Grecia con el nombre de Doménikos Theotokópoulos (Grecia 1541-Toledo 1614), pintor muy destacado de Toledo, pintó varios cuadros y en uno de ellos, específicamente, trata de mostrar la virtud de la Caridad[11].

Con seguridad, la primera imagen de la virgen de la Caridad fue traída del poblado de Illescas, entre Madrid y Toledo, así sucedió con las imágenes que llegaron a América, como es el caso de la virgen de la Caridad del Cobre de Cuba, cuando el capitán de artillería Francisco Sánchez, el 3 de mayo 1597, a una orden del rey Felipe II, debía ir a las minas de Sierra del Cobre a defender las costas del ataque de los piratas ingleses. A este capitán, también, le ordenó erigir una capilla para que los soldados y marinos lleguen a realizar sus oraciones y a encomendarse a la Virgen de la Caridad.

La imagen de la virgen de la Caridad de Illescas tiene un niño sobre su brazo izquierdo, otras imágenes tienen al niño entre los brazos, y en el caso de varias que se encuentran en México y Ecuador, como la de Mira, no tiene un niño en brazos, sino con las manos juntas.

En septiembre 25 de 1830, el Ilmo. Lasso de la Vega cuando ordena sacerdotes, en Quito, manifiesta que: "no falte misa cantada el día del titular San Nicolás de Mira, y la fiesta de Nuestra Señora de la Caridad, y en el día que se celebre el Dulce Nombre de María".[12]

Se venera a la Santísima Virgen de la Caridad, en Quito en la recolección de San Diego, en San José de Minas y en Mira, entre las imágenes más antiguas del Ecuador.

Fe, Esperanza y Caridad, son las Virtudes teológicas de la religión católica y justamente de estas tres virtudes escogieron la Caridad para la advocación de la virgen María que se venera en Mira. “Entre los católicos no son tres virtudes teóricas, sino un modo de ser y de vivir”. La Fe y la Esperanza solo se hace efectiva por la virtud de la Caridad[13].

LA VIRGEN DE LA CARIDAD DE MIRA Y EL DOS DE FEBRERO


Los datos más tempranos en referencia a la Virgen de la Caridad, nos trae Amílcar Tapia)[14], tomados del Libro de Cuentas y Registros de 1590 – 1610, de la curia de Quito[15]: “Sobre la activa producción de viña, hay referencia indicándonos donde se ubicaron varias plantaciones”: “En el pueblo de Nuestra Señora de la Caridad de Mira, a mil quinientos e noventa y ocho años, yo Diego de Andrade, teniente del pueblo de Mira, digo  que en dicho pueblo se producen entre veinte y treinta arrobas de buena uva de los viñedos del sitio llamado la Portada para la fabricación de vino …”.

Otra información del mismo, Tapia[16], cuando transcribe parte de un documento y nos ubica en el 15 de enero de 1604, que dice: "Dace una arroba de cera para la fiesta de Na. Sma. Madre de la Concepción, bajo la advocación de la Virgen de la Caridad, devoción muy particularísima del M. R. P. Juan de Valdospinos, sacerdote doctrinero del pueblo de Mira, el cual ha solicitado autorización para celebrar la fiesta con otro sacerdote teniente de cura...".

Si nos remitimos a los datos proporcionados por el académico Amílcar Tapia estamos hoy celebrando 421 o 415 años de festejar a la Santísima virgen de la Caridad en Mira.

Posteriormente la devoción a la virgen se consolidó, el 10 de abril de 1644, cuando el rey expide una Cédula Real en relación al "Patrocinio de la Virgen Nuestra Señora" que en lo pertinente manifiesta; "... en demostración de mi afecto, he resuelto que en estos dos mis reynos, se reciba por patrona y protectora, señalando un día, el que pareciese, para que en las ciudades, villas y lugares de ellos se hagan novenarios, habiendo todos los días misas solemnes con sermones ... y haciéndose procesiones generales en todas partes, con las imágenes de mayor devoción de los lugares, mudando los que no estuvieran en los altares mayores a otros, para que con gran solemnidad y conmoción del pueblo se celebre esta fiesta". Consideramos que, a partir de esta cédula, la fiesta tomaría gran importancia y los festejos del 6 de diciembre en honor al patrono San Nicolás fueron disminuyendo.

El 2 de febrero, la Iglesia Católica, celebra según el santoral el pasaje bíblico de la presentación del Niño Jesús, por sus padres, en el templo de Jerusalén y la purificación de la Virgen María después del parto, estipulado por Ley del Antiguo Testamento. (Lucas 2;22-39)[17].

Oswaldo Pérez[18], que fue párroco de Mira y posteriormente Obispo de Ibarra, al referirse a la antigüedad de la imagen de la virgen de la Caridad, recoge lo que manifiesta Silvio Haro; que es de origen español, por el esmalte estofado, la configuración de las facciones, los tres ángeles al pie, que caracterizan a las numerosas estatuas españolas enviadas por la Corona para las primeras fundaciones y opina que es una de las imágenes más antiguas (1545) de la provincia del Carchi.

Nuevamente, Amílcar Tapia[19], hace alusión a una nueva imagen, ya que el 20 de enero de 1784: "... se pagaron cuatro pesos al escultor Diego de Ordoñez por la talla de una imagen de Na. Sma. Madre de la Concepción, bajo la advocación de la Sma. Virgen de la Caridad para el pueblo de Mira, valores que fueron pagados por los naturales de esta doctrina".

Buscando información para hablarles esta noche, encontré un texto que escribiera mi padre, Medardo L. Ulloa, y, lo leyera, precisamente en este lugar, el 2 de febrero de 1921. De allí, permítanme que les lea un párrafo: “Por eso nosotros, los mireños, nos gloriamos, también, de tenerla como patrona bajo el nombre más expresivo de “Madre de la Caridad”: nuestros antecesores nos enseñaron a reverenciarla  desde nuestra infancia, nuestros padres nos inculcaron su casto amor, a Ella, le encomendaron nuestras madres nuestra futura existencia, y justo, muy justo es que sigamos adorando a la mejor prenda de nuestro corazón, al relicario de las primeras tradiciones de nuestro pueblo, al mejor tesoro que nos legaron nuestros padres”[20].

El 24 de mayo de 1964 se coronó a la Portentosa imagen de la Santísima virgen de la Caridad, como Reina y protectora de Mira y del Cantón Espejo, en la visita de monseñor Pablo Muñoz Vega, que en ese entonces era Obispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Quito. El Obispo de Ibarra, Silvio Luis Haro, expidió el Decreto canónico proclamando a la Santísima Virgen de La Caridad como Reina y Protectora de Mira y del Cantón Espejo el 24 de mayo de 1964.

En la publicación realizada por el párroco de San Nicolás de Mira, Luis Oswaldo Pérez Calderón, mencionada anteriormente, dice: “Los mireños llevan consigo una estampita de la Virgen Smta. de la Caridad, como su carnet de identificación; ningún negocio emprende sin invocarla; jamás viajan sin despedirse con una plegaria ante su altar; es la primera Imagen que el niño conoce y su bendito nombre el primero que pronuncia su balbuceante lengua; a la Virgen Santísima acuden: la juventud para descubrir la senda de su vocación, las madres que sufren para entregarle sus lágrimas confidentes y los moribundos para entregarle su alma. La cera y el Avemaría arden constantemente como lámparas votivas de amor filial ante el trono de la Santísima Virgen de la Caridad”[21].

Estos son algunos datos históricos y los motivos porque los mireños y los que, sin serlo, escogieron a esta tierra generosa como propia y celebran con regocijo y fervor la Fiesta de nuestra “Chamizuda”.

Mira, 11 de enero de 2019

Bayardo Ulloa Enríquez
ACADEMIA NACIONAL DE HISTORIA
ACADÉMICO DE NÚMERO




[1] Navas, Juan de Dios. 1932. Ibarra y sus provincias. Monografía Histórica de 1534. Vol. I al VI. Archivo Histórico Banco Central. Ibarra.
[2] Testamento de don Sebastián Manrique cacique del pueblo de Mira. Agosto 1 de 1601, incluido en la repartición entre los herederos. Agosto 12 de 1623. Archivo MCYP. Ibarra.
[3] Ídem.
[4] Ibídem.
[5] Ibídem.
[6] Ibídem.
[7] Ulloa, Medardo. Datos históricos de la población de Mira. Archivo Ulloa.
[8] Ídem.
[9] Virgen de la Caridad de Illescas, hecha por San Lucas, España 11 de marzo, 31 de agosto). Consultado 21 enero de 2019. Disponible en:  https://forosdelavirgen.org/584/virgen-de-la-caridad-de-toledo-espana-11-de-marzo/
[10] Ídem.
[11] Ídem.
[12] Navas, Juan de Dios. 1932. Ibarra y sus provincias. Monografía Histórica de 1534. Vol. I al VI. Archivo Histórico Banco Central. Ibarra.
[13]Virtudes teológicas. http://es.catholic.net/op/articulos/43338/cat/31/las-virtudes-teologales-fe-esperanza-y-caridad.html#modal
[14] Tapia, Amílcar. 1988.Apuntes para la historia de la ciudad y cantón Mira (Estudios preliminares). Edit. La Prensa. Tulcán. pp. 55
[15] Libro de Cuentas y Registros de 1590 – 1610. Tomo II, folio 56. Archivo de la curia de Quito. 
[16] TAPIA, Amílcar. 1984. La Virgen de la Caridad. El Comercio, 12 de febrero de 1984.
[17]Fiestas de la Candelaria. Consultado 25 de enero. Disponible en: https://www.google.com/search?q=que+festeja+el+dos+de+febrero+la+iglesia+catolica&rlz=
1C5CHFA_enEC810EC810&oq=que+festeja+el+dos+de+febrero+la+iglesia+catolica&aqs=chrome..69i57j0l3.9343j0j7&sourceid=chrome&ie=UTF-8
[18] PÉREZ, Luis Oswaldo. 1964. Al excelentísimo y Reverendísimo Monseñor Pablo M. Muñoz Vega, S. J. Obispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Quito en su visita a Mira con motivo de la Coronación de la Portentosa Imagen de la Santísima Caridad, como Reina y Protectora de Mira y del Cantón Espejo. 24 de mayo de 1964. Editorial “Fray Jodoco Rike”. Quito. 22 p.
[19] TAPIA, Amílcar. 1984. La Virgen de la Caridad. El Comercio, 12 de febrero de 1984.
[20] Medardo L. Ulloa: en la historia de Mira. Libro en preparación. Documentos del archivo Ulloa.
[21] PÉREZ, Luis Oswaldo. 1964. Al excelentísimo y Reverendísimo Monseñor Pablo M. Muñoz Vega, S. J. Obispo Coadjutor de la Arquidiócesis de Quito en su visita a Mira con motivo de la Coronación de la Portentosa Imagen de la Santísima Caridad, como Reina y Protectora de Mira y del Cantón Espejo. 24 de mayo de 1964. Editorial “Fray Jodoco Rike”. Quito. pp. 11.




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