PELUQUEROS DE MIRA

El señor Ministro, pinta canas, es gordito, pequeño de estatura, trigueño, cara redonda y bigote canoso.  Lleva camisa, de una tela blanca con rayas azules.  Sobresale un cinturón de cuero café con hebilla bastante grande.

Con la mano izquierda sujeta una correa de cuero que pende de un costado del asiento y, con la otra mano, lleva y trae un soc - soc, quitando lo bronco de la barbera. 

En la silla giratoria, está el cliente, estirado y embadurnado todo el rostro de jabón, esperando impaciente al Sr. Ministro, para que le termine de rasurar.

- Esto es una belleza; en ninguna parte del mundo se darán estos lujos.  Que le afeite un Ministro -dijo de entrada- don Pashico, que apareció en la puerta de la peluquería.  ¡Buenos días!

Los parroquianos extendieron las manos; uno a uno, fueron apretándose afectuosamente.

- Cómo le va señor Ministro -le dijo al peluquero- y le palmeó la espalda.

- Cómo le va don Pashiquito, dijo en contestación, sin apartarse de su trabajo.

El barbero, probó filo a la navaja; con el pulgar de la mano izquierda limpió, apenas, una porción de jabón, señalando el sitio por donde empezaría la “faena”, apegó la navaja y con un sólo movimiento seguro y firme, sasss … salió el jabón y la barba. Así, una y otra vez. 

Después de que pasaba la navaja, sobaba la cara del cliente con el dorso de la mano para asegurarse que no queden barbas mal cortadas.

Frente al sillón un espejo redondo con los filos de papel plateado que por los años estaban amarillos. Las cacas de las moscas franqueaban los costados superiores y, poco a poco, iban ganando espacio en el espejo.  Al costado derecho está pegada una estampa de la virgen de la Caridad, la patrona del pueblo. A ese mismo lado, en la peinadora, y a más altura, un diploma que acredita la participación del Sr. Ministro y su hermano en uno de tantos festivales de Música Nacional.

El cuarto es grande, y en el extremo, en el “cucho”, una guitarra metida en un saquillo de cáñamo que pende de una cinta roja que parte de su clavijera.

Al filo de una banca sin espaldar, y desde el suelo, se levanta un montón de periódicos coleccionados por algunos años.

En el año de 1909, en el Directorio de artesanos de la Provincia del Carchi, publicada por la Compañía “Guía del Ecuador”, en la parroquia de Mira, trabajan los siguientes peluqueros: Aparicio Carrera, Julio Muñoz, Juan Manuel Muñoz y David Ruales. Esto nos da la idea de que se cortaban las barbas, y “hacían el pelo a los guaguas” en su casa, con la clásica navaja y posteriormente con la barbera de hoja de afeitar conocida y popularizada como “Gillete”, aunque había de muchas marchas.

Por los años 60 y 70, se tenían otros peluqueros: Modesto León Zuleta, José Antonio Palacios, Alfonso Ruales, Rafael Calderón (peluquero de la Escuela Rafael Arellano), Delio Ruiz, Abdón Ruiz, Aníbal y Pedro Valverde, Humberto Cazares, Héctor Garrido, entre otros.

Los más recientes; Juan Chalacán, Colón Cazares.

Luego, los gabinetes unisex, liquidaron a las barberías tradicionales de nuestra ciudad. 

Fotografía: 

De la página del FB, “Arte del Siglo XV al XIX.  Obra: "Pojan hiuksia leikataan" (Cortándole el pelo a un niño) del pintor finlandés; KARL EMANUEL JANSSON (1846-1874). “Conocido por sus obras que capturaban escenas de la vida cotidiana y retratos de personas de su entorno. Nació en la isla de Föglö, en el archipiélago de Åland, una región autónoma de Finlandia que tiene fuertes lazos culturales con Suecia”.


Comentarios

Entradas populares