NILO OSWALDO NARVÁEZ MARTÍNEZ, ESTUDIANTE DEL COLEGIO “ALFONSO HERRERA”, EN LA RESISTENCIA HERÓICA DE LA PROVINCIA DEL CARCHI



El doctor José María Velasco Ibarra era el Presidente Constitucional de la República del Ecuador, que, por todos los problemas económicos y el descontento social; sin tener una salida fácil, el 22 de junio de 1970, se declaró dictador y asumió todos los poderes. 

Con un escenario tan difícil para el país, el gobernante procura encontrar recursos económicos inventando muchas formas, así es como establece, por decreto ejecutivo, el cobro de dos sucres para el cruce de la frontera a Colombia, con la finalidad de fortalecer el Plan Inmediato de Turismo. Este impuesto incomodó a los habitantes del Carchi, en especial a los de Tulcán, que basan su economía con la actividad comercial de frontera. Choferes, cambiadores de pesos, cacharreras y comerciantes eran los más afectados por el decreto mencionado, convirtiéndose en detonante de una manifestación frontal de los pobladores de Tulcán en contra del gobierno dictatorial. Se estableció una Junta Cívica Popular y las reuniones se realizaban en el Sindicato de Choferes.

Jóvenes tulcaneños con ideales nobles y decididos a tomar acciones, son los que motivan a los habitantes de Tulcán, incluso, en un vehículo con un parlante, recorren la ciudad informado sobre la imposición del pago para pasar a Colombia; estos jóvenes fueron Oswaldo Rosero y Galo Benavides.

Se promovió una movilización de las fuerzas vivas, y entre gritos de “abajo el dictador” se fueron caldeando los ánimos. Animados por Galo Benavides, y Hugo Villarreal convencieron a otros más para asaltar el estanco y apoderarse de las armas, que les sirvieron, luego, para apostarse en las bocacalles, en trincheras improvisadas para aguantar y hasta repeler a las fuerzas policiales que tenían orden terminante del Ministro de Gobierno, de entonces, Jaime Nebot Velasco, de sofocar el paro de inmediato. 

Las arremetidas de la policía no dieron resultado y se dispuso que los militares se sumen a la pacificación de la ciudad. Pero la compañía Galo Molina había sido movilizada, días anteriores, a Quito, para la parada militar por el 24 de mayo y estaba muy disminuida de personal, por lo que era necesario que retornen inmediatamente.

En los primeros enfrentamientos fueron 15 los heridos de bala entre civilices y soldados.

Seguían los intentos por detener las protestas y los días eran de manifestaciones, bombas, bala y piedra. La acometida de policías y soldados enardecía más el ánimo rebelde de los tulcanes.

El gobierno recurrió al toque de queda que, en vez de ser una solución, empeoró más la situación. Nada daba resultado. Se desató la desobediencia civil.

Los soldados debían ingresar a Tulcán por aire. Pero había el antecedente de que los manifestantes, en especial, las mujeres se habían tomado el aeropuerto “El Rosal” de Tulcán, incluso detuvieron a muchos paracaidistas en su intento de llegar.

Con estas circunstancias, el panorama era desalentador. El dictador dispuso que el Ministro de Gobierno viajara a la provincia del Carchi para arreglar el problema, que, cada día, se ponía más beligerante. Sin embargo, por el temperamento del doctor Velasco Ibarra, el mismo viajó al norte, porque calificaba al paro del Carchi como “una rebelión colectiva con evidentes propósitos sediciosos” y debía cortarse pronto y a como de lugar.

Los manifestantes querían que llegue el gobernante a Tulcán a resolver el paro, sin embargo, el dictador dispuso que en San Gabriel se haría una reunión en la que se conocería el problema y se daría solución.

Hasta San Gabriel llegaron; el Prefecto de la Provincia, Ignacio Zambrano, y, luego, el Alcalde de Tulcán, Wilfrido Lucero Bolaños. La reunión se realizó en el municipio de Montúfar; el salón estaba repleto.

Las posiciones estaban muy tensas y el dictador quería imponerse y ordenaba que el paro se acabe sin más ni más. 

Por medio de un parlante la gente que se había agolpado en el parque estaba al tanto de lo que sucedía en la reunión. Escuchando las disposiciones prepotentes de Velasco, la gente de San Gabriel se incomodó y se encendieron los ánimos. Velasco Ibarra desconoció al Alcalde de Tulcán y al Prefecto de la Provincia. 

Y los gritos, eran acusadores. El tumulto quería ingresar al municipio y las fuerzas del orden lo impedían.

Al final se tomó la peor decisión, lanzar bombas a los manifestantes y causar una conmoción inusitada.

Y los primeros heridos de la contienda fueron; Aníbal Padilla Landázuri, Gustavo Bolaños y Ernesto Montenegro, alcanzados por las esquirlas de las bombas. (en un informe se manifiesta que fueron 6 heridos).

Con los oídos sordos y la prepotencia del gobernante, la razón del reclamo fue cambiando y otras exigencias se incluyeron; obras para la provincia, retorno al régimen constitucional, reconocimiento de las autoridades destituidas.

El gobierno había dispuesto la reorganización del Consejo Provincial y el Concejo Municipal de Tulcán, canceló al Gobernador Moisés Fierro, y al intendente. Los manifestantes, decían no permitirían el cambio de autoridades, porque eran revanchas y caprichos del dictador.

Los acontecimientos de San Gabriel enardecieron a los habitantes de Tulcán y fue el detonante de un paro de proporciones y violencia inusitado.

Se cerró la frontera y la provincia incomunicada, más la ciudad de Tulcán, en la que, inmediatamente, se sintió la escases de combustible y víveres.

En los mercados no se vendía una libra de papas para la comida de los policías y militares, mejor eran agredidos para que se larguen de la ciudad.

La tensión producía temor, ira, resentimiento.

El paro seguía en medio de acciones heroicas de mujeres, hombres y jóvenes, en la ciudad de Tulcán.

La falta de comunicación y luego la desinformación incidió en que se minimicen o exageren los acontecimientos, enervando los ánimos de la gente comprometida en esta lucha, que se convirtió en una lucha de honor por defender al Carchi. 

Los dos sucres que dio pie a las manifestaciones se trocó en otras prioridades; que la provincia también estaba necesitando ser atendida con obras públicas, quería ser visible en el contexto nacional y así, esos dos sucres, del descontento inicial se convirtió en una exigencia que resonó en el ámbito nacional. 

Se quería el retorno a la democracia, el cambio de gobierno; y con el tiempo, sólo se consiguió que otra dictadura, ahora militar, encabezado por el general Guillermo Rodríguez Lara se tome el poder, antes de que Velasco Ibarra, cumpla dos años de dictador civil.

Algunos nombres que aparecen entre los líderes:

Galo Benavides

Hugo Villarreal Montenegro

Miguel Pozo

Jaime Pozo González

Carlos Terán “Tiro Fijo”.

Oswaldo Rosero Aragón

Benigno Erazo “El siete dedos”.

Hilda Orozco

Zoila María Hernández Nazate

Germán Guaña

Manuel Ledesma

Esperanza Sánchez

Miguel Delgado Fierro (Secretario General del Sindicato de Choferes).

María Lucrecia Carvajal

Isabel Portilla

Rosario Sánchez

Fausto Almeida

Luis Eduardo Rosero Nazate

Guillermo Pozo Ordóñez

Se tomaron una gran cantidad de presos que inmediatamente eran enviados, por vía aérea, a Quito; detenidos en los cuarteles Eplicachima y Vencedores.

En Ipiales, muchos tulcaneños que habían huido, fueron encarcelados, con complicidad de los agentes de seguridad colombiana. Ante este atropello el Concejo Municipal de Ipiales pidió la inmediata liberación de los dirigentes ecuatorianos encarcelados en Colombia y los pobladores de Ipiales iniciaron las protestas callejeras. El problema tomaba ribetes internacional, por la injerencia en asuntos internos.

De varias fuentes de información de ese tiempo se tiene una lista de fallecidos el 26 de mayo de 1971:

Muertos civiles en Tulcán:

Miguel Ángel Pozo Vallejo (zapatero de 35 años).

Carlos Terán (comerciante de 48 años).

Rosario Sánchez (de 65 años).

Laura Ortega Coral (colombiana).

Nilo Narváez Martínez, estudiante de 22 años (El Ángel).

Primitivo Canacuán.

Miguel Ángel Vela Sojos, albañil de 43 años.

Benigno Erazo


Muchos heridos

29 heridos según una información y apenas rescatamos los nombres de:

Gonzalo Almeida Ortega (zapatero).

Edison Piñeiros Narváez (estudiante).

Guillermo Pozo Ordóñez (estudiante).

César Narváez Jácome (estudiante de 22 años).

Hernán Cadena (chofer).

Marco Alquinga Mafla (estudiante).

José Gerardo Revelo Jaramillo (escolar).

Aida Ramos.

Ángel Nazate Morillo.

Jorge Bolaños (estudiante).

Oswaldo Rosero (carpintero).

Policías heridos:

Raúl Batallas

José Pazmiño

Eustorgio Martínez

Vicente Flores

Miguel Guevara

Sin embargo, otra información dice 11 heridos.

Policías fallecidos:

Jaime Torres Sánchez

Teniente Luna

Teniente Marco Antonio Mier Burbano

Soldados heridos y fallecidos:

20 militares fallecidos, no confirmados porque no aparecen los registros oficiales ni en partes, a pesar de que vrios medios de comunicación lo informan.

Ingreso del ejército a El Ángel

Las noticias eran alarmantes; se supo que, desde Quito, venían las fuerzas militares por tierra, ya que habían fracasado, rotundamente, los intentos de ingresar por avión o en paracaídas. 

Todos estaban decididos a defender a su provincia, más aún, por los acontecimientos de San Gabriel y Tulcán. Ya eran 15 días de paralización y las tensiones aumentaban por la tozudez del gobernante.

La noche del 24 de mayo, un grupo de jóvenes tomaron la decisión de impedir el tráfico por la carretera San Isidro – El Ángel – Tulcán.  

La idea fue dinamitar el túnel que está a poca distancia del puente Ayora. Esa noche entre temerosos y agitados por la acción que íbamos a cumplir. Llagamos al túnel; el que hacía de experto en explosivos tomó los dos tacos de dinamita, y los acondicionó para volar el túnel y hasta allí podrían llegar los carros de los militares. Se encendió la mecha y todos corrimos a escondernos para no sufrir las consecuencias de la explosión, que, si se produjo, pero sin mayores consecuencias, apenas se derrumbó un poco de tierra y el túnel seguía en pie. Desilusionados retornamos a la ciudad, lamentando no poder cumplir con el cometido. Pensando ahora, cuando han pasado los años, aquello fue una ingenuidad ya que el ejército tenía medios para cruzar por donde quisiera, como sucedió el día 25 de mayo de 1971. 

Llegada de Nilo Narváez a estudiar en El Ángel

Nilo Narváez, llegó a El Ángel a cursar el quinto curso del colegio, en razón de que, en su colegio inicial, el Julio Moreno Espinosa, de Santo Domingo de los Colorados, sólo tenía hasta cuarto curso, y si querían terminar de bachilleres debían hacerlo en otro colegio.

Empezaba el año escolar de 1969 – 1970. Su matricula fue la Nº 357,  realizada el 29 de septiembre, siendo su representante la señorita Laura V. Flores V., y la matrícula de sexto curso con el número 135, de 24 de septiembre de 1970.

Nilo Narváez, se sumó a la colonia de Santodomingueños, que, en su mayoría, vivían en la casa de don Isaac Flores o en otras casas cercanas al teatro Alvares.

Los estudiantes santodomingueños, posiblemente, llegaron al “Alfonso Herrera”, para concluir sus estudios de bachillerato en Agronomía, influenciados por Ernesto Flores, hijo de don Isaac, que fue profesor del colegio Julio Moreno Espinosa de Santo Domingo de los Colorados. 

La comida tenían en el restaurante de la familia Vallejos y las angustias del fiado lo hacían en la tienda del barrio.

Nilo, era un joven blanco con espesa barba que se la dejaba y, posiblemente, era el único estudiante del colegio que la tenía y le permitían tenerla. Pequeño de estatura. Fue deportista, le gustaba montar en bicicleta. Ideológicamente de izquierda y muy inquieto. Había nacido en Tulcán el 27 de junio de 1949.

Sus padres fueron tulcaneños; la madre, Rosa Martínez, que falleció en Tulcán y el padre, Hugo Narváez, que se trasladó, con sus hijos, a vivir a Santo Domingo de los Colorados. 

En el colegio Alfonso Herrera se formó el primer Consejo Estudiantil y fue nombrado como presidente Nilo Narváez. En pleno paro fueron convocados a Tulcán por el Consejo Estudiantil del Colegio Bolívar para delinear acciones del apoyo estudiantil al paro provincial. Tulcán ya estaba convulsionada y había una profusión de bombas lacrimógenas lanzadas a los pobladores.

Cómo fueron los hechos en El Ángel

El rector de la institución era el licenciado Plácido Flores V., que accedió para que los estudiantes, saliéramos en manifestación. 

Desde el colegio, y entre gritos y vivas, llegamos un poco más allá del hospital de la Asistencia Publica (hoy Unidad Educativa El Ángel). Los gritos de las consignas no cesaban, con la esperanza de que los militares detengan su avanzada.

Protegidos atrás de las paredes vimos como el ejército llegaba en una caravana de camiones y tanquetas. Los soldados, armados y equipados, se fueron alineando en un campo sembrado de cebada, propiedad del señor José Ortiz; se abrieron en abanico, con los fusiles por delante, prestos a atacar. 

Por parte de los estudiantes los gritos y las consignas de: “Abajo el gobierno”. “Viva el paro del Carchi”, y, talvez una piedra en la mano y, nada más.

Era cerca del medio día del miércoles 25 de mayo de 1971.

Al poco tiempo se escucharon ráfagas de balas que golpeaban sobre las paredes y los cercos de piedras. Silbaban cuando hacían contacto con las rocas; era aterrador. Instintivamente todos corríamos agachados para evitar las impactos.

Nilo se había subido a la tapia para arengar a sus compañeros y hacer manifiesta nuestra inconformidad, cuando, cayo fulminado, ante la mirada atónita de sus compañeros. 

Todos los que estuvieron cerca, no pudieron saber cuántas balas y en que partes de su cuerpo fueron las heridas, era tanta la sangre que manaba, que muchos se quedaron pensando que fue en la frente, en el tórax; que fueron muchas balas, pero en realidad fue sólo una y muy certera, posiblemente disparada por un franco tirador, porque fue a él, al dirigente estudiantil, al que debían eliminar, y así lo hicieron. La bala le destrozó el pecho y salió por su espalda.

Entre varias de las personas que estuvieron en este sitio lo tomaron por los pies, las manos y la cabeza, y, en medio del zumbido de las balas, lo llevaron, allí cerca, al hospital (Hospital Civil de la Asistencia Pública), pero sintieron que falleció en el camino. 

En el grupo de rescate, estuvieron los estudiantes del colegio “Alfonso Herrera”: Rubén Lara, Víctor García, Hugo Narváez, Bolívar Humberto Ortega, Eiten Espinosa, Carlos Lara, Walter Cusme, el profesor Wilson Recalde y mucha gente del pueblo. 

En ese hecho, también fueron heridos; Gilberto Villasis, estudiante del mismo colegio y el ciudadano Victoriano Valdivieso.

Han pasado 54 años de este suceso desafortunado, de este día triste para nuestro colegio y la sociedad angeleña y carchense. Un estudiante, en la flor de su vida era asesinado por gritar por libertad, por la dignidad del Carchi, por la democracia. 

Del hospital fue llevado en un ataúd y envuelto en una bandera hasta el colegio, pero de allí lo sacaron los militares y se lo llevaron con destino a Tulcán. 

El drama no terminaba, porque la persecución a los estudiantes y pobladores fue en las calles de la ciudad de El Ángel. Los soldados pateaban las puertas, las golpeaban con las culatas de los fusiles. Todos estaban aterrados. Se escuchó por mucho tiempo el ruido de las ráfagas y los disparos aislados, que retumbaban en un silencio de angustia y dolor.

El 26 de mayo fue el peor para Tulcán, con muertos, heridos, presos y la ciudad sitiada.

Final del paro del Carchi

Para poner fin al paro provincial, una comisión se trasladó a Quito a realizar las negociaciones con el gobierno. 

Sus exigencias fueron:

La liberación inmediata de los presos que se hallaban en la cárcel de Quito y su entrega en Rumichaca.

Derogatoria del decreto que creó el impuesto para el paso fronterizo de personas y vehículos a Colombia.

Derogatoria del decreto con el que se destituyó a las autoridades provinciales y locales que habían sido elegidas democráticamente por el pueblo.

Renuncia del gobierno a seguir cualquier represalia a los ciudadanos por la participación en los hechos ocurridos en el paro provincial

Multitudinaria fue la reunión en Rumichaca. Luego en una caravana inmensa se trasladaron a ciudad de Tulcán para la reunión en la plaza de la Independencia y poner fin al paro.

El 9 de julio de 1971 se graduó la promoción de Agrónomos de 1970 – 1971, del Colegio Técnico Agropecuario “Alfonso Herrera”, lamentado la ausencia, para siempre, de un compañero que, en poco tiempo, se había ganado el aprecio de sus compañeros.

Hoy día rendimos nuestro testimonio de amistad a un ex compañero, a un dirigente estudiantil del Colegio “Alfonso Herrera”. Recordamos a un valiente, de 22 años de edad, que entregó su vida joven por los ideales de libertad, democracia y dignidad del Carchi.

Bayardo Ulloa Enríquez

El Ángel, 26 de mayo de 2025.


NOTA: En la ciudad de El Ángel, la Casa de la Cultura Ecuatoriana “Benjamín Carrión”, Núcleo del Carchi, en coordinación con la Unidad Educativa del Milenio “Alfonso Herrera”, rindieron un homenaje a la memoria del estudiante Nilo Oswaldo Narváez Martínez, asesinado en la “Gesta Histórica de la Provincia del Carchi” de mayo de 1971. 

Minga por la memoria:

Walter Cusme

Raúl Yerovi

Giovanni Montenegro

Marco Borja

Johnny Ortiz


Prensa:

Frontera, mayo de 1971, Tulcán.

El Comercio, mayo de 1971, Quito.

El Universo, mayo 1971. Guayaquil.

El Tiempo, mayo de 1971, Bogotá.

Revista Vistazo, mayo 1971, Guayaquil.




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