EL TERREMOTO DE RIOBAMBA
El terremoto de Riobamba se produjo el 4 de febrero de 1797 a las 07h45 minutos; Latitud 1.45 Sur, Longitud 78.55 Oeste, con una magnitud de 8.3 e intensidad de 11 K.
"Los efectos del
terremoto no se limitaron a la destrucción de ciudades y pueblos de la zona
central del Valle Interandino, pues fue tal la energía liberada, que se alteró
la configuración topográfica de montes, valles y ríos de la región, con el
desplome de cerros completos, valles que se rellenaron, ríos que cambiaron de
curso, desaparición de haciendas enteras. Se abrieron impresionantes grietas,
el terreno se hundió en unos lugares y se levantó en otros. En resumen, una extensa
zona cambió por completo la fisonomía del paisaje. Traduciendo lo anterior a
términos técnicos, se puede decir que ocurrieron casi todos los fenómenos
asociados con el terremoto, tales como: fallas en la superficie, levantamientos
y hundimientos del suelo, licuefacciones, deslizamientos, grietas, ondas
observadas en la tierra, represamiento de ríos, avalanchas, ruidos subterráneos
y posible volcamiento asociado”. “El sismo fue sentido por el norte hasta
Popayán y por el sur hasta Piura y desde la costa hasta el Napo”. Fuente: Egred
A., José. 2000. El terremoto de Riobamba. Ediciones Abya – Yala. Tomo 2.
Colección I. Municipio de Riobamba. 107 p.
En el Archivo Municipal de Riobamba, encontramos entre las actas del Cabildo de 1797, un documento remitido por el párroco de Cajabamba Dr. Joaquín de Laguna y Sierra, que hace referencia a la ubicación de un lugar para el cementerio.
Transcribimos
parte del escrito: “… el mismo día que llegué y pasé a reconocer el infeliz
lugar arruinado, hallé infinitos cadáveres enteramente descubiertos en la
Iglesia, casas y calles, arrastrándolos por todas partes los cerdos, y perros,
sin excepción de aquellos que por haber sido sujetos de calidad, distinción y
carácter los habían sepultado en la Plaza mayor, la de Santo Domingo, y Monjas,
pero con la infelicidad de haberlos puesto con una cuarta de tierra apenas encima
de ellos, lo que no podía resguardarlos de los Perros, Cerdos y Gallinazos de
que es buen Testigo el Cura Vicario, como que hizo exhumar muchos de ellos para
profundizar los sepulcros y ponerles encima
Piedras y pedazos de ruinas, a
que se agregaba otra corrupción, no de menor momento causada por una
multitud de Perros que se habían muerto por evitar la incomodidad y bullicio, y
ocupaban hasta los callejones de Cajabamba acompañados de los Caballos muertos,
que el Cura Vicario precisó a los Indios que limpiaran los Callejones de
Semejante inmundicia, y con todo no ha habido epidemia alguna”. Abril 22 de
1797.
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