LOS ALTARES SE ENOJAN
Grupo de personas que viajaron al Los Altares en agosto de 1985. Fotografía de Fernando Villarroel |
"Cuando se va a buscar oro a Los Altares, el
clima es agradable, pero si otro es el interés, se enojan y el frío es
insoportable", dijo el guía, al iniciar el viaje, al tiempo que ensayaba
una sonrisa.
Al nevado de Los Altares "Los Puruháes lo
llamaron en su lengua; Sulay, el Altísimo; los Quichuas Capac Urco, el Monte
Rey y los Aymaras, Collay, el Sublime", dice Silvio L. Haro, en Mitos y
Cultos del Reino de Quito.
La forma del nevado ha dado origen a muchas fábulas
como la que cuenta el mismo Haro, en su libro Puruhá Nación Guerrera;
"Mama Tungurahua había traicionado a su esposo Taita Chimborazo
entregándose al Colay o Altar, por eso el Chimborazo le destruyó a mazazos".
En otra parte hace referencia a una carta de Humboldt en la que se da noticias
sobre el testamento del cacique Zepla de Licán en el que manifiestan “que la
erupción del volcán duró siete años y que la lluvia de ceniza en Licán fue tan
abundante, que durante ese tiempo hubo allí una perpetua noche y asegura que la
exageración no es excesiva, porque el Cotopaxi frecuentemente ha envuelto a Quito
en tinieblas, de quince a dieciocho horas”.
DIEZ DÓLARES LA ENTRADA
En Releche a 3200 metros de altura sobre el nivel
del mar, hay un sitio de vigilancia del Parque Nacional Sangay. Allí se nos
indicó que para seguir el camino, cada ecuatoriano tiene que pagar treinta
sucres y cada extranjero, "diez dólares". El cobro se hace desde
enero del presente año (1985) y ha sido la causa para que disminuya la
afluencia de los turistas extranjeros. En el registro de ingreso se observa que
han subido personas de todo el mundo, y con tristeza, pocos ecuatorianos.
Luis Haro, el guardia del parque fue categórico en
decirnos: "Mi obligación es hacer cumplir las leyes y de aquí no pueden
pasar sin pagar. Las órdenes vienen desde arriba. Me da pena que los
extranjeros y hasta los ecuatorianos que no están anticipados tengan que
regresarse desde aquí", también dijo que su trabajo es incomprendido,
muchas veces hasta le insultan, "pero no hay remedio, tengo que cumplir
con las órdenes y con mi trabajo".
Los fondos que se recaudan, según se observa en el
boleto, son para la Administración de Reservas y Parques Nacionales del
Ministerio de Agricultura y Ganadería.
EL RECORRIDO
Por camino pavimentado, vía Riobamba - Baños se
llega hasta Penipe, de allí por un camino de tierra hasta Releche, para luego
subir a pies o en caballo, por el camino de Ambasay hasta Collanes.
Collanes es una planicie inmensa, rodeada de
montañas altas, ariscas, encrespadas y cubiertas de nieve. De las alturas se
descuelgan infinidad de pequeñas cascadas. Allí está el Rancho de León Pungo,
en el que se guarecen muchos excursionistas que pasan la noche y pueden sentir
como la tierra se estremece por la caída de gigantescos bloques de hielo sobre
la laguna.
El desafío de la eterna nieve, está enfrente. Por
entre las ciénagas el recorrido es lento, hasta llegar a los riscos y los
caminos helados que dan acceso a las lagunas de Plaza Pamba, Collanes, León
Pungo, entre tantas que hay cerca al lugar.
EL RETORNO
Don
Luis Oñate, el guía oriundo de La Candelaria, dijo; "No podremos subir a
la laguna, los caminos están tapados por la nieve y en poco tiempo con esta
papacara (lluvia helada), estaremos encanijados". Empezamos a sentir los
estragos del frío y la altura. El ambiente se tornó irresistible. Los Altares
se enojaron y la única alternativa es regresar. Los caballos quedaron lejos y
tuvimos que recoger nuestros pasos por un buen trecho. Don Lucho no se
equivocó. No pudimos llegar ni siquiera a la primera laguna y mientras nos
alejamos de las faldas del nevado, la neblina se desvaneció. Apareció el sol y
el paisaje fue incomparable.
Artículo publicado en el diario "El Espectador". Riobamba, agosto 13 de 1985
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