CARLOS DE LA VEGA: UN SANTO EN TULCÁN
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Fotografía de Luis Mejía. Revista Vistazo |
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Un
santo en Tulcán. Así lo decían, cientos de pobres de la ciudad, que participaron
en las obras comunales lideradas por el religioso Carlos de la Vega
En el año de 1986, Carlos Jijón, de la Revista Vistazo, hacía un reportaje que apareció en el Nº 462, de
noviembre 21, con el título: “El plan techo del padre Carlos”, en el que se da
cuenta de la obra del franciscano que desde 1981 “ha construido más de
cuatrocientas viviendas para los sectores más pobres de Tulcán. El precio a
noviembre de 1968 de una de ellas es de sólo s/. 80.000,00”. Dice: “Parece
increíble, pero es cierto. Si se considera que la más barata de las casas del
Plan Techo cuesta aproximadamente ochocientos mil sucres, y que sus aspirantes
deben estar dispuestos a pagar por ellas ocho mil mensuales, en realidad el
hecho que estamos narrando suena a milagro: milagros de ladrillo, cemento y con
entrada, que un sacerdote de provincia, el padre Carlos de la Vega, ha
construido con tesón y silencioso esfuerzo, para los desposeídos de la fortuna
que habitan en la ciudad de Tulcán”.
Carlos de la Vega, bautizado en la
parroquia San Isidro el 19 de agosto de 1915, con el nombre de Teodulo Hermel, hijo de Felicísimo Moisés de la Vega García y María Dolores Rodríguez Montenegro, (Libro de Bautizos de la parroquia), fue hermano del Obispo de la Diócesis
de Tulcán, Luis Clemente de la Vega.
Todo el trabajo por sus viviendas
lo realizaron con mingas, desde la elaboración de los ladrillos hasta la
construcción de las casas.
El reportero registra lo que
cuenta el franciscano: “Mi última ciudadela, por ejemplo, me costó cuatro
millones de sucres. La de ellos (refiriéndose a las del gobierno), treinta
millones. Si a mí me hubieran dado ocho millones, yo habría entregado las casas
pintadas, con patio y cerramiento. Si me hubieran dado quince, seguramente me
hubiera alcanzado para la vajilla, los muebles y el comedor. Pero si me daban
treinta millones … treinta millones -repite con picardía-, hasta con carro se
las entregaba”.
Fue un trabajo tesonero que
sirvió para dar vivienda a personas de escasos recursos económicos. En cinco
años, ya había entregado más de cuatrocientas soluciones habitacionales.
El Concejo Provincial del Carchi,
en diciembre de 1991, construyó un monumento de homenaje al franciscano Carlos
de la Vega, como un recuerdo permanente de este gran señor; “sacerdote de
los pobres”, cuando Jacinto Pozo González, fue prefecto, acompañado de los
consejeros; V. Hugo Villacorte, Abel Obando, Segundo Revelo, Rafael Villacis,
Polivio Dávila, Anselmo Castro, René Benavides, y el secretario, Pedro Velasco.
FUENTE: Carlos Jijón, de la Revista Vistazo. 1986. Fotografía: Bayardo Ulloa Enríquez. |
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