UN HERRERO HONRADO[1]
Pedaleando con fuerza el fuelle para la fragua, avanzó con los años el herrero de Santa Catarina de las Salinas, jurisdicción de la ciudad de San Miguel de Ibarra, hasta que llegó su vejez.
Sus vecinos recibieron una atención preferencial para reparar y construir las herramientas mas esenciales para la vida cotidiana de un pueblo, y así mismo, los transeúntes ocasionales o los recueros frecuentes harían reponer las herraduras de sus acémilas, reparar frenos y estribos.
Salinas fue el sitio obligado para el paso al norte, en especial para los pueblos de La Concepción y Mira, en la que se encontraban un sinnúmero de haciendas de alta producción en la cuenca baja, media y alta del río de Mira.
Cruzando por el puente de Santa Rosa y siguiendo la huella de canjilones formados por el trajinar de siglos, se internaban a las tierras de pan sembrar, haciendas trapicheras y hatos que florecían en todo el territorio.
En Salinas estaba el herrero que, a diario, compartía las labores del taller con “sus muchachos”, sus ayudantes y discípulos; Jacinto Vallejo, Esteban León y Tomás Proaño, que quedaron con el taller, para que se repartan en partes iguales, porque esa fue la voluntad del herrero del pueblo: “dejarles el taller con todas sus herramientas para que sigan con su trabajo y cumplan con entregar de las obras a sus clientes”; este fue el pago por sus servicios y acompañamiento.
Don Manuel Mideros, fue el nombre de este herrero honrado que tuvo su taller en el Barrio del Palenque. Fue natural de Ibarra y afincado en el pueblo de Salinas de la misma jurisdicción. Hijo de Doña Jacinta Mideros. Se casó con la ciudadana Teresa León, de la parroquia de Caranqui, con la que no tuvieron hijos, y, posteriormente, se separaron, y ella regresó a vivir en Ibarra.
El testamento lo dictó al juez pedáneo del pueblo de Salinas, Salvador de Orbe, el 31 de mayo de 1833, en presencia de los testigos: José Calderón, Alejandro Herrera, Luis Ruales, Justo Chavarría, José Lara, y, legalizado el 10 de junio de 1833, con el escribano de Ibarra, José Arciniegas y Paredes.
Sus pocos bienes los deja a familiares y vecinos:
“A Josefa López mujer de Lino Lugo, una palita”.
“A su tía Felisa Mideros, una vaca con su torete”.
“A María Celis mujer de Nicolás Casiana una yegua rosilla”.
“Para que se compre fierro y se entreguen pronto las obras dejo la yegua rosilla vieja y su cría”.
Tampoco se olvida su creencia religiosa y deja las limosnas, “para la canonización de la venerable Mariana de Jesús, un real”, y para cumplir la “promesa de una misa a mi Señora de Quinche, y otra a la Sra. de Las Lajas”.
Para que este artículo sirva para los estudios del pueblo de Salinas, incluyo las listas textuales de la declaración de deudas y cobros de don Manuel Mideros:
Le deben; “dos pesos, el alambiquero del Ingenio; Joaquín Aguirre, 7 reales y se le entregará 5 libras de fierro; me adeuda la Hacienda de Puchimbuela 166 pesos 1 ½ reales (según cuenta)”.
Debe a las siguientes personas:
“A Manuel Vinueza 6 reales”.
“A José Días 3 libras de fierro”.
“A D. Joaquín Olea 3 palas, calzadas y un desuñador”.
“A Joaquín Oso un peso”.
“A Nazario Valencia 1 libra y ½ de fierro en una hacha y el me debe 5 reales”.
“A Petrona Franco una palita quebrada”.
“A la Sta. Iglesia de este Pueblo cuatro o cinco libras de fierro”.
“A José Manosalbas, 3 libras de fierro y tiene que dar 2 reales”.
“A Margarita Váquez, una hacha”.
“A D. José Loza, una hacha acabada”.
“A Manuel Villalba 5 reales”.
“A D. Luis Ortiz dos frenos nuevos, pero dando la hechura”.
“A Bonifacio Franco una escopeta y he tomado 3 pesos en dos mulas de papas”.
“A Juan Morán una tercerola”.
“A Cruz Centeno 4 reales”.
“A Juan Franco una hacha (dando la hechura)”.
“A D. Mariano Gordillo, me debe 12 reales de hechura de estribos”.
“A María Estrada debo entregar una hacha (dando la hechura)”.
“Al hijo José Villamar un freno (dando 2 reales)”.
“A Luis Baca una hacha”.
“A Taita Salgado dos libras de fierro”.
“A Miguel Hortuna una hacha”.
“A Manuel Mogro (me dio cuatro palitas chicas para que le haga dos hachas; dos machetes chicos para que se haga un machete)”.
“A Rosario Vásquez 4 pesos”.
“A D. Alejandro Herrera, un cuchillo quebrado y una hachita (de 1 ½ libras)”.
Y la gente de nuestros pueblos siguen con su vida tranquila, desafiando sus propios problemas, pero al final, cumpliendo con todas sus obligaciones fundamentales, y sobretodo una; la honradez hasta la muerte.
[1] Testamento de Manuel Mideros. 31 de mayo de 1833. Protocolos del Escribano José Arciniegas y Paredes. AHMCYP. Ibarra.
FOTOGRAFÍA: Pintura al óleo sobre lienzo, por Frans Mortelmans (1865-1936). Pintor belga. Publicada el 09012020, en FB, por Jósef Wisniewski.
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