AZUL AÑIL Y ROJO CARMÍN
En este sector del norte de la patria, junto al río Chota - Mira hay una hermosa cuenca hidrográfica que fue utilizada por nuestros ancestros y, luego, por los invasores españoles, y, actualmente, en su mayoría, por los descendientes de los africanos esclavizados.
Fue una zona de gran importancia por el oro de sus ríos, salitre de sus laderas para fabricar sal para la cocina y pólvora para los arcabuces y los juegos pirotécnicos.
Ene este valle había de todo para la alimentación y producción de intercambio de nuestros indígenas. Allí se dieron cita los pastos y los caras, pero también llegaron de sitios distantes, por ejemplo, de Pasto o Latacunga; sí era de atrayente esta tierra.
Las frutas propias de la zona crecían con facilidad, luego las plantas introducidas por los españoles que encontraron un excelente habitad para prosperar.
Muchos mindalaes (comerciantes) llegaban a realizar los intercambios de chaquiras, oro, plantas y animales para llevarse la codiciada coca, el ají, la sal o el algodón.
Se hacían negocios y el pago de tributos era con oro; metal de ambición y lujuria.
En este sector se desarrollaban dos plantas fundamentales para la actividad textil de los batanes y obrajes cercanos como en San Luis de Otavalo o lejanos en Latacunga o Riobamba.
Dos plantas; la una el añil (Indigofera tinctorea L.) que permite la extracción del colorante azul para teñir las prendas de vestir, tanto de algodón como de lana.
La otra planta, la tuna (Opuntia ficus indica Mili) que mantiene como huésped a un insecto llamado cochinilla (Dactylopius coccus) que tiñe de rojo.
Los dos colores; uno que pinta de azul índigo y la otra con sus cochinillas que pintan de rojo carmín. Los dos colores se impregnaron en muchas prendas de vestir y hasta los uniformes de los soldados que, con banderas, tambores y fusiles, espantaban a los pueblos en la independencia.
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