SACAPUNTAS
En el año 2003, con ocasión del lanzamiento de mi primera novela “Soltar los pasos”, en Riobamba, compartí un recuerdo de un acontecimiento muy importante para mi; participar en un taller de literatura.
Y dije: Un día, me convocaron a formar un taller de literatura; “talleriar”, decíamos cariñosamente, a esta actividad de crear, recrear, gozar y sufrir. Fuimos muchos los asistentes, que, entre la alegría de la primera vez, anunciábamos tener nuestros borradores para leerlos. Hasta allí, todo bien.
De “primerazo” se establecieron las reglas mínimas de comportamiento: Primera, no resistirse por nada (preso); segunda, se criticará colectivamente (carga montón); tercera, la crítica será despiadada, lacerante (santa inquisición) y, de inmediato, sufrí temperatura. A renglón seguido escuché, la primera crítica que me pareció un silbido de un fuetazo por las orejas, que me bajó la temperatura hasta los límites de quedar helado e incluso morir de hipotermia.
Dijeron algo parecido a esto, para ¡apaciguarnos!: “Criticar un texto no es un simple juego, aunque pueda parecerlo. Es un ejercicio profundo en el que el texto se desmenuza, disecciona para entenderlo. Se necesita conocer, previamente: métrica, historia de la lengua, fonología, morfología, sintaxis, semántica, lexicología, figuras del lenguaje … y, también, tener en cuenta que todo texto es un signo lingüístico y que, como tal, se compone, y así hay que analizarlo, de un significante, un significado y un referente”. En el aspecto lingüístico o forma se estudian los planos fonemático, prosodemático, morfológico, sintáctico, semántico y lexicológico. En lo literario o de fondo, entre otros, el estudio del tema, argumento, asunto, acción, estructura del planteamiento temático, punto de vista, personajes y actuantes, espacio, tiempo, tono …, etc., etc., obvio que era sacado de algún texto especializado.
Después del joropo inicial, los convidados se desgranaron y fuimos quedando los más curtidos, los que no teníamos que perder, porque la vergüenza la pasamos haciendo de tripas corazón.
Un día nación “Sacapuntas”, publicación colectiva del taller de literatura bautizado con el mismo nombre. Tomamos coraje y se invitó a varios “talleristas” más fogueados. De Quito llegaron a criticarnos con más saña y nos enfrascamos en los encuentros de literatura, tertulias formales e informales para seguir con la necedad-felicidad de compartir poesía, ensayo, cuento, novela; con todas sus innovaciones y ocurrencias.
Así me convertí en adicto a las letras, pero a pesar de tanta insistencia, apenas, he publicado unos cuantos apuntes.
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