EL DR. MARCO EFRÉN ULLOA LEÓN



Queridos amigos y familiares:
Marco Efrén Ulloa León, nació en Mira, Provincia del Carchi, el 26 de febrero de 1935 y falleció el 15 de junio de 2022, en la ciudad de Quito.
Fue hijo de don Medardo L. Ulloa y la señora Isolina León Zuleta.
Apenas era un jovencito, con doce años, cuando dejó su tierra natal para desplazarse a Atuntaqui a seguir sus estudios secundarios y, posteriormente, a la ciudad de Quito. 
Fue estudiante de la Universidad Central del Ecuador en la Facultad de Odontología, ayudante de cátedra y constituyéndose, además, en dirigente muy reconocido y miembro del Consejo Universitario. 
Se incorporó de doctor en odontología y regresó a Mira, a prestar sus servicios profesionales en su pueblo y, además, en el consultorio instalado por el Concejo Municipal de Espejo en la ciudad de El Ángel.
Trabajó en la ciudad de Machala. Fue vicepresidente del Colegio de Odontólogos de esa ciudad. (junio de 1970). 
En Quito a partir de 1973, se integró al Centro Logístico del Ejército, en el sector de El Pintado, posteriormente en su consultorio particular, en el Instituto de Diagnóstico Médico y en el Hospital del Seguro Social hasta su jubilación. 
Con mi hermano Marco, vivimos en la época del correo y de las cartas. Esas cartas, que, con el tiempo, se convierten en los recuerdos tangibles de la vida de los seres humanos. Esas cartas en las que están de puño y letra, exteriorizados los sentimientos. 
De esas cartas hemos rescatado alguna información.
Con Marco, con el que compartimos muchos espacios, porque coincidimos en una estadía corta, en la ciudad de Machala, él desde junio de 1963, y yo desde 1971, adonde nos había llevado la influencia del corazón inmenso del hermano mayor Ramiro Bolívar.
A más de atender en su consultorio, trabajaba en 1965, en La Avanzada, en el campamento militar Febres Cordero y, posteriormente, en “El Cambio”, lugares cercanos a Machala
Eran largas las tardes de conversación y reminiscencias con un tema central y reiterativo, nuestro pueblo de origen, Mira en la Provincia del Carchi. Pueblo al que nos atamos para siempre por ser originarios del mismo y, además, por la insistencia de nuestro padre, don Medardo L. Ulloa, el personaje más querendón de Mira. A él lo vimos bregando en las causas que parecían perdidas, pero de las que salía airoso, entregando una obra más para beneficio de la gente de su pueblo. Con él aprendimos a querer al pueblo y a su gente, a impulsar y apoyar esas tareas para, que cada instante, esa parte de la geografía ecuatoriana, sea más reconocido y permita tener referentes de su presencia en el contexto nacional y mundial.
Luego, coincidimos en Quito; tanto él como yo, volvíamos de Machala. 
Mi peregrinación, en 1973, era al primer consultorio que se ubicaba en la avenida Rodrigo de Chávez, en la Villaflora, en donde iniciaba su trabajo en esta nueva ciudad; para él era un retorno, y para mí, una ciudad nueva en la que me enfrentaba, cada día, por alcanzar mis sueños. 
Después, sería el Centro Logístico del Ejército y su consultorio en el edificio de la Indoamérica, en el que con mayor facilidad llegaba y, hasta, por varias ocasiones, oficie de auxiliar en sus quehaceres profesionales.
Fue deportista y un apasionado del fútbol; en su pueblo y en las ciudades vecinas, se lucía con su club deportivo. El doctor futbolista con sus vibrantes jugadas y velocidad. 
Por su afición, fue uno de los pocos mireños que asistía, el 15 de agosto de 1965, al partido de fútbol entre Chile y Ecuador, con la presencia de 55.000 personas en el estadio Modelo de Guayaquil. Se jugaba por las eliminatorias para el mundial de Inglaterra 1966. 
Ecuador se presentaba con sus mejores jugadores en un planteamiento estratégico de un 4 - 2 - 4. 
Gritó los goles. Nos contó de las atajadas del arquero Pedro Ansaldo, del equipo ecuatoriano, y de los goles del gran Alberto Spenser Herrera, a los 14 minutos de juego, y el segundo, logrado por Arturo Reymondi, cuando el reloj marcaba 85 minutos de un partido que concluyó empatado; dos a dos.
Y la conversación seguía. Y los sueños de los mireños que nos contagiaban a todos y que dejaban a los pocos incrédulos fuera de esos planes.
Y en 1975, llegó el tema de la Cantonización de Mira, ese motivo que se convirtió en núcleo que consolidó a los mireños en todas las latitudes, y en la que con mucho empeño también participó. Y en esta ciudad, ese trabajo incondicional y permanente, lo coordino la Colonia de Mireños Residentes en Quito.
No teníamos otro tema y nos convertimos en necios por el desafío tan grande que se tenía entre ceja y ceja.
Y claro, con la lucha y el apoyo de todos estos soñadores llegó el día que nuestro pedazo de suelo carchense se convirtió en un nuevo Cantón. Ese Balcón de los Andes, ese territorio lleno de hermosos paisajes y de gente generosa, honrada y pundonorosa. Ese pueblo que sintió nuestros primeros pasos y en el que miramos por vez primera la luz de la vida. A esa manifestación popular se le dedicaron muchas horas y recursos; todos participando de reuniones, comisiones, visitas; influenciado, a uno y otro, para conseguir ayuda. Nada quedaba a la casualidad todos debían impulsar ese trabajo con actores y sectores en los que habría posibilidad de apoyo. 
Fue una obsesión y el 18 de agosto de 1980 se logró el cometido y festejamos ese triunfo inmenso que fue la Cantonización de Mira.
Papá, en una carta de noviembre de 1963, le decía; hijito, te tengo una noticia dolorosa; “falleció mi hermano Carlos”, aquel hermano tan querido y que le produjo gran tristeza a mi padre. Ante esta noticia, mi hermano Marco Efrén, le escribe a papá y le dice que la vida es así, le pide resignación y, además, le coloca esta frase: “Así que a secarse las lágrimas y seguir adelante con optimismo”. Frase que ahora, la volvemos a escuchar saliendo desde su corazón y que sirva para nosotros, porque estoy seguro, que nos la volvería a decir, porque tenía ese espíritu, tenía ese ánimo por la vida. 
Recordémoslo con su conversación amena y apasionada, con su mirada cariñosa, su sonrisa sincera y con su abrazo amoroso.
Que la tierra le sea leve. Que en paz descanse el doctor Marco Ulloa León.
Queridos amigos que conocieron a Marco Efrén y compartieron los mejores momentos en su vida, reciban de parte de su esposa, sus hijos, nietos, hermanos, sobrinos y familiares, nuestro abrazo inmenso de gratitud. 

Quito, 23 de julio de 2022

Bayardo Ulloa Enríquez


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