UNA VIDA CON PROPÓSITO

Hace unos pocos días recibí la publicación de la SAG número 308, que recoge “Una vida con propósito”, de Federico Mera Cevallos, con palabras liminares del Dr. Fernando Jurado Noboa. La presentación la realizó Lermontov Venegas. Impreso en Producciones Gráficas. Quito. 2020. 157 p.

Federico Mera Cevallos; Tulcán, 3/12/1944, hijo de Carlos Mera Román y Julia Cevallos Montenegro. 

Federico, tiene ancestros mireños y varias coincidencias curiosas con quien escribe esta nota, pues, don Antonio Buenaventura Mera Pantoja, tulcaneño, llegó a la parroquia de Mira -mi pueblo natal- por los inicios en el pasado siglo, y fue profesor de mi padre Medardo L. Ulloa, quien lo recordaba con mucho afecto a uno de sus mejores profesores, de los pocos que tuvo en la escuelita del lugar.

El profesor Mera Pantoja se enamoró de la señorita Angelita Román, con quien contrajo matrimonio y se la llevó del pueblo. 

Angelita Román fue hija de don Pacífico Román y la señora Rosario Benítez, entonces, estamos hablando de los abuelos de mi amigo Federico Mera Cevallos.

El libro, está escrito en lenguaje fácil, también, recoge con profusión fotografías familiares y personales que permiten, además de observar y leer la vida y memorias de Federico, reencontrarse con el extenso vocabulario carchense y las evocaciones de las generaciones de los amigos y compañeros, que no serán nunca extrañas a las vivencias de los paisanos, aunque sean difíciles de descifrar para otros lectores.

Hace un recuento de su trajinar estudiantil; en la secundaria, en el instituto superior, y, su desempeño profesional como oficial de la policía de la República del Ecuador.

Muchas de las picardías juveniles están contadas con pelos y señas, desempolvando los apodos de los actores con mucha gracia. Asimismo, se puede entresacar mucha información histórica inédita, porque son acontecimientos vividos por el relator.

Se detalla, como fue la educación antes de la generación de cristal, y miren, no nos hemos roto ninguno de los que pasamos por esas pruebas, mejor quedamos rectitos en nuestro proceder.

Hay muchos recuerdos de profesores y alumnos del colegio “Simón Bolívar” de Tulcán, en el que cursó sus estudios, apreciándose la unión, el compromiso y la humanidad con que se actuaba en colectivo. Hace reminiscencia de muchas pasajes que conmueven y otros que permiten soltar una carcajada sonora.

En las paginas 46 a la 48 se incluye la opinión del profesor Manuel Oñate sobre su alumno Federico. Entre las páginas 120 a 123, otra carta de su amigo Gilberto Molina E.

A partir de la página 49 se incluyen, a decir del autor, textos tomados del libro Añoranzas de un Pasado, de Jorge Bolaños Rojas, con abundante información sobre el colegio “Bolívar”.

Dice Mera; “Los alumnos graduados en 1961 tienen el mérito de haber sido solidarios consigo mismo y con sus maestros, de los cuales muy pocos sobrevivimos. No hace falta afirmar que la inquietud, la travesura sana, constituyeron la tónica de su comportamiento. Cuando alguien cometía una travesura y los supervisores preguntaban por su autor era costumbre contestar: ‘Mera señor’. Empero, ocurría la mayor parte de las veces, que este alumno no era el responsable, pero Mera nunca delató a sus compañeros”. p. 70

En el año de 1962 ingresó a la Escuela Superior de Policía, e inició su carrera y habiendo llegado a ser el Comandante General de la Policía Nacional del Ecuador y, posteriormente, en 1997, acogerse a la jubilación luego de 35 año de servicio.

No descuidó de sus estudios académicos y se graduó de doctor y abogado de los Tribunales de Justicia de la República.

Es presidente de la SAG; Sociedad Amigos de la Genealogía.

El libro nos lleva del Carchi al Macará, y, a otros países; recorriendo un sinnúmero de ciudades, en las que estuvo Federico Mera. 

Recoge numerosos pasajes y anécdotas que fueron enriqueciendo su vida, para, ahora, compartir con nosotros estas memorias, que, siendo tan íntimas, son nuestras, porque lo conocemos y apreciamos su amistad.


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