LA CALLE DE LA CAPILLA EN MIRA
El camino real y la calle real fueron las denominaciones más conocidas en todos los pueblos.
En 1930, 1º de diciembre, los profesores de la escuela de niños; José Yépez Orbe y Abraham Cabezas, fueron los que eligieron los nombres de las calles del pueblo y pusieron unas
En el año de 1980, por iniciativa de un grupo de jóvenes que integraban el Club Deportivo y Cultural "Nuevos Horizontes", con fondos alcanzados en eventos culturales y deportivos, y, además, con una mínima colaboración de los propietarios de las viviendas, se sustituyeron las tablillas con placas en metal y se incluyeron los números para las casas. Posteriormente, el Municipio de la ciudad estableció la nueva nomenclatura y colocó los nombres y números en placas de porcelana. Para ese entonces las calles habían aumentado y se asignaron varios nombres.
En el año de 1980, por iniciativa de un grupo de jóvenes que integraban el Club Deportivo y Cultural "Nuevos Horizontes", con fondos alcanzados en eventos culturales y deportivos, y, además, con una mínima colaboración de los propietarios de las viviendas, se sustituyeron las tablillas con placas en metal y se incluyeron los números para las casas. Posteriormente, el Municipio de la ciudad estableció la nueva nomenclatura y colocó los nombres y números en placas de porcelana. Para ese entonces las calles habían aumentado y se asignaron varios nombres.
Una de las calles de Mira tiene la denominación de La Capilla, y siempre me pregunté por qué lleva ese nombre. Ayer, Viernes Santo, he seguido con mi trabajo de transcribir documentos de archivo, me encuentro con una verdad que data del año de 1824.
La ciudadana María Arredondo Bustos de Lara vende una casa y terreno al ciudadano Lucas Ortiz de Cevallos en 38 pesos de contado.
La escritura se realiza en “La Parroquia de Mira del Cantón de San Miguel de Ibarra, en veinte días del mes de julio de 1824, con el escribano de Hacienda Pública, interino, ciudadano Manuel Rivadeneyra, y, además, con el recibo emitido por el ciudadano Antonio Rivadeneyra, Guarda mayor del ramo de Alcabalas, y como testigo a Francisco Almeyda.
Doña María Arredondo Bustos de Lara era viuda de don Ramón Benítez, vecino hacendado de términos de esta parroquia, era propietaria de una casa cubierta de paja con su corredor sobre pilares de madera que se compone de una sala y dos cuartos chicos y recinto corto de tierras, casa que fue comprada a Carlos Cevallos.
Los linderos de la casa y pedacito de terreno es el siguiente: “… por la parte de arriba con la Capilla que sirve de Depósito el Viernes Santo para el Amo; por abajo con tierras de Rosaura Pérez; por un lado, Calle pública de por medio que baja a la Iglesia y por el otro las mismas tierras de Rosaura Pérez”.
Muchos de mis paisanos ya tienen tarea para ubicar, imaginariamente, la casa en mención.
Parte del mapa: Tomado de Historia y Geografía del Cantón Mira, de Francisco Ulloa Enríquez
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